Honremos nuestras cicatrices

«También la herida forma parte de la vida y también la cicatriz, pues indican que la herida está curada, aunque el lugar sigue siendo vulnerable, nos advierte de proceder con atención y cautela». Berta Hellinger.

Así como se ha evidenciado en la historia de “mi casa”, el proceso de crecimiento puede traer consigo diferentes etapas y junto con ellas, la toma de malas decisiones, al tomar responsabilidad sobre ellas vemos la oportunidad de no solamente ser compasivos y empáticos con nosotros mismos en los momentos de equivocación, sino tener la certeza de tener la solución para reparar aquellas situaciones en las que nos equivocamos.

En muchas de las ocasiones, la solución termina dejando cicatrices que pueden quedar en el alma, en la mente, en el cuerpo y en algunos de los casos en las tres. Se debe trabajar en la cicatrices para lograr reconciliarse con ellas, cambiando su significado de dolor, de culpa o de arrepentimiento que se puede generar al momento de verlas y tocarlas; incluso puede ocasionar en nuestras vidas angustia, dolor, amargura, inseguridad, resentimiento, desconfianza y mucho miedo; pero al final serán las que influirán sobre nosotros, llevándonos a la gran posibilidad de unas personas retraídas, apáticas, depresivas en muchos de los casos, irascibles, bloqueadas, anuladas, acomplejadas, etcétera. Todo esto, gracias al poder negativo que le damos a cada una de las Cicatrices.

 

 

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